LOS DIARIOS DELFÍN : Nº 2

Traducción: Paloma Fernández Fernández. [email protected]

Viernes 15 de abril, 10.30 am

Dolphin Beach (Playa Delfín). Bloubergstrand, Ciudad del Cabo

Hoy tomamos una carretera diferente en nuestra búsqueda de contacto y comunicación con nuestros amigos los delfines. La semana pasada vinimos por aquí y fuimos recompensadas con el avistamiento de una pequeña manada de delfines más allá de Sea Point. Estamos en la Costa Oeste o Ribera Atlántica de Sudáfrica, en un lugar llamado Bloubergstrand, que da a Ciudad del Cabo y Table Mountain (Montaña Mesa).

Al principio vimos poca cosa, aunque podíamos sentir que los delfines estaban cerca. Regresamos a la playa llamada "Dolphin Beach", y bien, aquí estamos. De nuevo, una pequeña manada de delfines está justo detrás de la línea de la rompiente. Están yendo hacia el norte con bastante rapidez, por lo que suponemos que deben estar alimentándose. Probablemente son delfines de nariz hocico de botella o comunes, pero hoy no están pasando de las rompientes, sino que se mantienen más allá de la línea, por lo que es difícil fotografiarlos. Se trata de un grupo pequeño, de unos 5 a 7, y no se quedan por mucho tiempo.

Terry y yo estamos muy contentas de verlos y contactar con ellos. Notamos el habitual adormecimiento y el movimiento en el chakra del entrecejo que ya habíamos sentido al conectarnos con manadas de delfines. Y así, mientras desaparecían con rumbo norte, Terry ha ido a sentarse en la arena mientras yo paseo por la orilla, fotografiando guijarros en el agua, en un estado de ensoñación parecido a un trance. De repente, al levantar la vista me sobresalto al ver cómo rompe una ola a menos de 20 metros de mí. ¡Algo viene con la gran ola, y avanza hacia mí a gran velocidad, como una gran sombra negra de unos dos metros de largo!

¡Mi corazón comienza a palpitar fuerte por la sorpresa! ¿Es un delfín? No, resulta ser una foca del Cabo que ha decidido venir a jugar conmigo en esta cálida y soleada mañana.

Por su tamaño probablemente se trata de un macho. La foca surfea la ola hacia mí y después se vuelve para regresar mar adentro. Estoy tan sorprendida que olvido sacar una foto. Para cuando tengo lista la cámara, la foca ya se está yendo mar adentro, por lo que sólo obtengo una imagen algo borrosa. Pero se la puede distinguir nadando mientras se va alejando de mí.

Terry también la ve y, como somos las únicas personas que hay en esta lengua de arena, ambas estamos maravilladas con tan juguetona manifestación. ¡Está claro que la foca sabía que yo estaría allí y decidió jugar conmigo!

Esto hace surgir en mí muchas preguntas. Terry y yo nos habíamos centrado en los delfines, e incluso habíamos llegado a ser capaces de llamar a una manada y localizarla. Pero este "encuentro cercano" que hemos tenido ha sido con una foca. ¿Pueden también las focas recibir nuestros pensamientos y nuestros mensajes como lo hacen los delfines? Eso abre nuestras mentes a otras posibilidades de conexión con los seres marinos de nuestras costas. Tal vez la foca supo que los delfines no iban a pasar de las rompientes, por lo que decidió mostrarse en su lugar. No cabe duda de que fue "atraída" hacia mí, porque yo era la única persona que había en aquel tramo de la playa y estaba claro que buscaba llamar mi atención.

Esto me recuerda una experiencia que tuve hace unos 5 años, en otra playa, mientras caminaba a solas por la orilla conectándome con una manada de delfines que nadaban por las rompientes y se acercaban hasta las proximidades de la orilla. Lo sorprendente fue que, en ese momento, el agua puso una vaina de trinitaria a mis pies. Aquella mañana no había ninguna otra en toda la playa. Me la "enviaron" los delfines de aquella manada, y todavía guardo el recuerdo de aquel momento tan señalado.

No me cabe duda de que esas criaturas se estaban comunicando conmigo, ni de que son sumamente capaces de conectarse con los humanos mediante el "lenguaje" de la "tierra". Terry y yo estábamos abiertas y deseosas de tener esa amorosa conexión, y nuestro deseo fue recibido y contestado por aquellos seres.

Por eso, cuando pienso acerca de mi inesperado encuentro de esta mañana con esta Foca del Cabo, ¡tomo conciencia de la "lección" que nos dan los delfines!

Primero escuché la palabra "atesorar". Ese maravilloso momento en el que te adentras en la belleza y en la maravilla, que crea más diversión y alegría que casi cualquier otra cosa. Desde luego, mi encuentro con la foca fue todo un acontecimiento.

Pero también fue una simpática lección acerca de la naturaleza de la propia vida y del viaje a través de la experiencia de estos maestros de la Realidad Holográfica. Aprendimos a ir más allá de las expectativas y de la experiencia que estaban allí en ese momento.

Esperábamos encontrar delfines, pero nuestro encuentro principal fue con una foca. Algo completamente inesperado, pero igualmente lleno de placer y asombro. Así, en la vida aprendemos a estar en el momento, experimentando lo que se nos da y liberando nuestras expectativas. Al hacerlo, permitimos que la vida nos presente sorpresas y milagros. Dejamos sitio para los milagros, no a lo ya conocido que proviene de lo esperado.

Así pues, lo que los Maestros Delfines dicen es: permítete a ti mismo estar abierto a las alegrías inesperadas que surgen cuando menos te las esperas. Si reconoces que el Universo es un ser vivo y que siente, y que siempre eres parte del "Uno", te darás cuenta de cómo están siendo respondidos constantemente tus pensamientos y deseos, aunque no sea de la manera que esperes.

También aprendimos que el Universo es juguetón, y que el principio del juego y de la diversión es parte esencial de la comunicación entre los seres de especies diferentes. La Foca del Cabo es muy impopular entre los pescadores, que a veces las hieren o matan. Las focas no suelen sentirse bien en manos de los humanos. Pese a ello, en este caso, el amor que hay en nuestros corazones ha sido respondido por la juguetona diversión que tiene la foca en el suyo. Estamos hablando el Lenguaje Común de la Tierra que une a todos los seres de la matriz común de la Creación, lo que he venido llamando "La Matriz de la Diosa".

Y así, los Maestros Delfines dicen que es más importante el camino que la meta. ¡El modo en el que vivas tu vida, el amor y la alegría que compartas, y no hacia dónde estés yendo o con quién te estés encontrando!

Y, finalmente... ¡no te ates a los resultados! Eso puede bloquear tu experiencia de la maravilla que es el flujo natural de la alegría y del amor. Atarse a un resultado en particular puede ser un obstáculo en el camino del flujo de los milagros que mana hacia todos los seres como es su derecho natural!

¡Ir con el flujo también supone permitir que el flujo llegue hasta ti!... Y en ese flujo hay amor, felicidad y abundancia. Y, a medida que el flujo va llegando hasta ti, cada vez sientes más la riqueza de la vida y la sencilla alegría de estar vivo.

¡Son verdaderamente poderosas las lecciones de nuestros Maestros Delfines de la Sexta Dimensión!

PS. DE NUESTROS LECTORES

Muchos de ustedes han respondido a nuestro primer Diario Delfín. He aquí algunas de sus respuestas:

Una lectora del Reino Unido nos envía esta imagen:

Este es un delfín en cautividad en Honduras. Frecuentemente, estos delfines han elegido trabajar con los humanos de maneras cercanas. La lectora nos dice que sintió al delfín "abrazador", lo que probablemente quiere decir que el delfín estaba intentando transmitirle su amor de alguna manera que ella pudiera comprender.

Los delfines salvajes no invitan al contacto, sino que enseñan a los humanos a respetar su espacio físico y a comunicarse mediante la holografía, que es el lenguaje universal. Sin embargo, los delfines en cautividad con frecuencia eligen comunicarse mediante lenguajes que los humanos comprendan.

Esta puede ser la razón por la que los delfines en cautividad pueden ser inducidos a "actuar", ya que entienden que los humanos lo encuentran "divertido" y su deseo es compartir su alegría y sus ganas de jugar con nosotros.

¿Acaso no es esto algo en lo que debiéramos pensar?

Y, para finalizar, un hermoso poema que nos envió Raya King desde Los Angeles: